No solo es la irrecuperable pérdida de vidas —hasta el momento más de 34.500 muertos—, ni los más de 77.000 heridos, ni las secuelas psicológicas de centenares de miles de civiles palestinos aterrados ante la posibilidad de que ellos o alguno de sus familiares pueda morir en cualquier momento. La destrucción a gran escala en Gaza —fruto de la ofensiva militar ordenada por Benjamín Netanyahu a raíz del ataque de Hamás el 7 de octubre que costó la vida a 1.200 israelíes— ha hecho retroceder la Franja, y en menor medida al resto de territorios palestinos, 20 años en el tiempo en términos de desarrollo, disparado la pobreza a niveles sin precedentes y condicionado dramáticamente el futuro de millones de palestinos. Aunque la guerra se detuviera ahora mismo, tardarían décadas en recuperarse.
Historias relacionadas
18 mayo, 2024